domingo, 18 de noviembre de 2012

Acusación


Acusación

De aquel triste reflejo de tus ojos
surgió la inquieta mirada acusadora,
que decía cielo aunque te adoro
me atormenta que llegues a estas horas.

No es que dude de ti, dicen tus ojos
ni que sienta temor porque me dejes
no es que puedas causarme mil enojos
ni tampoco que de mí te alejes.

Es que temo que tú sufras mucho
porque hay unas con malas intenciones
que en espera de incautos y de ilusos
buscan al fin destrozar sus corazones.
© Ramón Oviedo

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